España, caricaturizado como un país de albañiles y camareros, se ha convertido en tierra de comerciantes con vacantes en construcción y turismo
La crisis económica desatada en 2008 provocó una depresión en la sociedad española. El sector inmobiliario y la construcción se derrumbaban y el paro saltaba de poco menos de dos millones antes del verano de 2007 a más de cinco millones en febrero de 2013. La enorme dependencia del ladrillo, hizo al país entrar en shock económico y emocional, hasta el punto de que se instaló la idea de que España tardaría más de diez años en salir del atolladero; la década pérdida.
Sin embargo, cuando hoy se analizan los datos de la economía española se aprecia que ni fue tanto tiempo, ni en vano, ya que la crisis sirvió para llevar a cabo una profunda y silenciosa transformación sustentada en la internacionalización de la empresa. Este cambio ha llevado a que la balanza de pagos de bienes y servicios arroje superávit (vendemos más que lo que compramos) todos los trimestres desde la primavera de 2011. Hay que remontarse hasta al segundo trimestre de 1998 para encontrar el precedente comercial positivo.
Puede seguir leyendo la noticia en el siguiente link
Fuente: Cinco Días
Noticia propuesta por FUNDIGEX – Asociación Española de Exportadores de Fundición